lunes, 9 de mayo de 2011

New Game, New Tactics, New Point of View....Once Again (Segunda parte del primer capítulo)

-¡Hunter!- dijeron en unos muy altos decibeles, haciendo saltar un poco al chico de la silla.

-Ya les dije que no chillaran par de pequeñajos inmaduros.

-Oh vamos, ¿sigues siendo el mismo gruñón de siempre? – rió Luca. – ¿Verdad?

Mathias le clavó el codo en las costillas en modo de advertencia, pero fue muy tarde. Hunter tenía a Lucas colgando del suelo.



La biblioteca era amplia y prolija. La neblina turbia del exterior se colaba por debajo de las puertas y ventanales, discurriéndose en el suelo como una capa casi invisible. Estantes repletos de libros separados en diferentes sectores – Ya saben, todo sobre los seres mágicos: Hadas, licántropos, vampiros, elfos, sirenas,  etc………….además de unos que otros libros de comedia, terror, drama, romance (para los mundis sobretodo) y por supuesto libros de demonología o lo que necesiten los estudiantes (Subterráneos y Mundanos) en general- , varias mesas y sillas dispersas corroídas por las termitas o simplemente dañadas por el tiempo completaban el lugar.



-¿Cuántas veces te repetí que no me llamaras así?

-Anda tío no te molestes, solo andaba de broma.- sonrió alzando las manos, y las mangas resbalaron hacia abajo.- Yo solo…

-Bájalo- intervino Mathias- Ya sabes que este nunca cambia. Está en su naturaleza ser un testarudo cabeza hueca.



Una tos se escuchó detrás de ellos, una de esas toces que ocultan una risa burlona. La humedad le había pegado los castaños cabellos contra el cuello y el cerquillo contra el rostro. El rímel estaba un poco corrido debajo de los ambarinos ojos, pero ella igual se seguía viendo hermosa. Los tres dieron un  giro en redondo y sonrieron al verla.



-Hola Isabella- dijo melodioso Hunter sonriendo de oreja a oreja, formando pequeños hoyuelos en sus mejillas.

-¡Hunter!- chilló la muchacha que en segundos ya estaba abrazada de él. Sus brazos le rodeaban todo el torso al muchacho, apretujándolo fuertemente.

-Si ese es mi nombre, no lo digan mucho que se gasta – bromeó acariciándole la cabeza a Isabella.

Lucas les dirigió una mirada de recelo cruzándose de brazos. Mathias al contrario se mordió el labio inferior para evitar reír: Le divertía ver esa expresión de sobreprotector en su compañero. Dio unas pequeñas palmadas en la espalda del vampiro tratándolo de calmar.

-Maldito- espetó furiosa alejándose de él- ¿Por qué no llamaste o respondiste las cartas?- dijo asestándole un golpe certero en el pecho.


Él ni siquiera dio un traspié o vaciló.

-¿Acaso no tenías la remota idea de que podía estar preocupada por ti? ¿Acaso no te preguntabas si yo dormía por las noches con la angustia de saber si alimentabas correctamente, o dormías las horas necesarias….?, ¡O peor!- exclamó agitando las manos exasperada.- ¡¿Acaso no te preguntabas que si yo me hubiera enterado de que habías sido atacado por un demonio o un subterráneo, estaría al filo de la locura por saber si estabas vivo o muerto?! ¡Contéstame! – terminó de decir samaqueandolo por las solapas de su cazadora.



Los dos muchachos detrás de Hunter enarcaron una ceja burlones, como si pensaran “Ya estás loca, no necesitas llegar a ese punto”. Isabella los miro tajante, tal vez había adivinado sus pensamientos. Ambos pasaron saliva, sintiéndola extrañamente pesada y de un sabor no muy placentero.Como de óxido.



-Acepto ser culpable.

-La próxima que te desaparezcas al menos avisa. Sabes que me preocupo.

Lucas emitió una carcajada.

-Al parecer te sigues sin preocupar mucho por ese de allá. – señalo al vampiro- Sino lo haces pronto, será el chupasangre más desdichado del mundo subterráneo.

-Gracias por la ayuda- siseó Lucas.

-Cuando quieras, ya sabes que eres mi vampiro preferido.- lo tomó de los cachetes pellizcándole.

Isabella dio un pequeño respingo y le advirtió sobre su volumen. Le cabreaba que dijeran tan a la ligera cosas sobre su mundo, sabiendo que los humanos rondaban a su alrededor con la posibilidad de escucharlos. Pero Isabella no podía culparlos esta vez, para su fortuna no había nadie allí excepto ellos.


Recordó la vez que casi los descubren: ellos también esa vez estaban en grupo sentados frente a la gran laguna a plena luz de luna. Esta se reflejaba en el agua conjunta de muchas estrellas centellantes. Era simplemente magnífico. Podían imaginar a las sirenas saliendo a la superficie de esta; sentir las gotas salpicarles en sus jóvenes rostros. En esa época rondaban los 9 hasta 11 años, unos pequeñajos todavía. Conversaban despreocupadamente creyendo que ya todos estaban dormidos y la noche era suya como les correspondía. Conversaban acerca de lo asombroso que era sensación de que se enfrentarían a su primer demonio, de lo difícil que era aprenderse el libro de demonología, de lo nerviosos que se sentían cada vez que ese día se acercaba. Los otros, los de 9 y 10, los escuchaban atentos pensando como ellos se sentirían como actuarían. Luca y Hunter seguían contando extasiados sobre la hazaña que iban a hacer en un año más cuando escucharon el crujir de una rama. Los ojos de los cuatro miraron hacia todas las direcciones, se cuadraron como perro en caza y avanzaron buscando al intruso. Mathias fue el que lo encontró. Un niño de la misma edad de él, los había estado escuchando. Su rostro denotaba un terror inmenso, pánico extremo. “Monstruos” chilló el niño mientras corría con todas sus fuerzas, tratando de escapar “Monstruos” seguía gritando a los cuatro vientos. Sus piernas flaquearon, haciéndolo caer de bruces contra el suelo. La noche paso de ser un dulce cuento de fantasía a un cuento de terror en un abrir de ojos. Isabella le extendió la mano gentil, tratando de ayudarlo de explicarle que ellos no eran eso. El niño la miró con ojos inyectados de repugnancia, odio, pavor y de un movimiento brusco apartó la mano cubierta por una pequeña película de pecas de Isabella de su camino. Ella no reaccionó: se había quedado inmóvil, incapaz de producir un solo movimiento. Sus ojos eran dos hoyos negros, cayó de rodillas y las lágrimas fluyeron silenciosas recorriendo su taciturno rostro. El pasto le acariciaba las rodillas y el viento arremetía contra su rostro fuerte, pero ella parecía no sentirlos. Al menos no en ese momento. A Luca lo invadió un sentimiento de ira. ¿Cómo ese niño la había podido tratar así a ella?- se preguntó Luca- Solo trataba de ayudarlo, ella no era lo que él llamaba un monstro. Ella era lo más dulce que podía existir en la tierra. Era su novia, suya y no iba a permitir que le trataran de esa manera. Era mitad de Julio y la mayoría del alumnado se había retirado del internado para disfrutar las vacaciones con sus familias;  en cambio ellos nunca se iban allí. Ese lugar era su familia. Mathias vio como Luca se abalanzaba sobre el niño humano, sabía que si no lo paraba tal vez con su descontrol emocional llevaría a la muerte al pequeño mundano. “Hunter” gritó Mathias, no hubo respuesta. “Hunter” gritó con más fuerza y el niño de once años apareció detrás de un árbol. Su saco largo llegaba hasta el suelo cubriéndole los pies, los cabellos morenos estaban sin peinar. “¿Si?” había contestado despreocupado, como si nada estuviera pasando. “Luca, detén a Luca” dijo Mathias en algo como en un gruñido, dejando sobreentendido que le preocupaba mucho la situación. Hunter miró a Luca sobre el niño, como lo tomaba por los hombros y lo zarandeaba sin parar.El muchacho, en ese entonces el pequeño Hunter, se movió con la velocidad de la luz arremetiendo contra Luca, asestándole un débil, pero certero golpe en la boca del estómago. El chico se golpeó la cabeza sobre el pasto mojado: había comenzado a llover a cantaros. Por un momento lo vio todo confuso y borroso, se trató de parar, pero sentía que las ropas mojadas pesaban una tonelada. Unas manos cayeron sobre los hombros del pequeño intruso tirando de él para levantarlo. Sintió el frío colarse por sus huesos, taladrándole. Su respiración se puso agitada y sus dientes castañeaban incontrolables, no solo por el clima congelador sino porque estaba viendo cara a cara al chico que había dejado fuera de combate al otro con un solo movimiento.” Monstruo” gesticuló temeroso. Hunter movió el dedo índice de izquierda a derecha varias veces, diciendo un <<No>> sin mover los labios.  Luego todo sucedió rápido: Hunter le quitó la memoria al niño y la reemplazo con una imaginaria, Isabella cesó el llanto pacífico, Mathias tuvo que ayudar a Luca a ir hasta la enfermería para que finalmente le digan que tenía una costilla rota y luego todos recibieron una llamada de atención por parte de la madre de Luca, la directora, y para mal de males Luca llevó la peor parte, porque tuvo que admitir que trató de hacerle daño al mundano. Un mes sin sangre real fue su castigo (la tuvo que reemplazar por pastillas experimentales). Cuanto al mundano nunca recordó nada de lo sucedido y al año siguiente no volvió al internado. Isabella pensó que eso fue lo mejor, que no volviera a verlos disminuía el riesgo que se acordara sobre el hecho, pero a la vez era un arma de doble filo. De alguna manera así lo presentía ella.


-Isabella- susurró Luca despertándola de su ensimismamiento. Ya nadie había allí, solo él y ella.

El vampiro posaba una de sus manos sobre su hombro, ella lo vio con ojos extraños.

-Tierra llamando a Isabella- siguió diciendo Luca- ¿Estás bien?

-Si- contestó con un hilo de voz.



Claro que no estaba bien, ¿pero que iba a responder? ¿Acaso le iba a contar que había recordado  el accidente que ocurrió ya hacía varios años en el cual él salió perdiendo, porque tuvo un mes en dieta estricta, una costilla rota y una amonestación por parte de su propia madre?. No, de ninguna manera le podía decir eso. Levantó la vista y le sonrió radiante, o lo mejor que lo podía disimular.

-Estoy perfectamente bien- su tono no era muy convincente. Maldijo en su mente por eso.

- Bueno, nos han llamado al despacho de mi madre.- tomó de la mano a Isabella jalándola fuera de la biblioteca.

Ella agradeció por primera vez que su novio fuera tan poco perceptible con los tonos, gestos y demás cosas.

-¿Adonde tu madre?- su voz había adoptado sorpresa, recién había procesado  lo que él le comentó. 

viernes, 6 de mayo de 2011

Gomenasai

Hola, lo primero que les quiero decir es mil disculpas por la demora de la segunda parte del primer capítulo. Lo que pasa es que he estado en exámenes finales y pues no he tenido tiempo ni cabeza. Ustedes ya saben  como es eso, una mierda.  Bueno pronto voy a poner lo que sigue asi que esperen un poquitín más.




Cambio y fuera.